lunes, 6 de agosto de 2007

satán y la ciencia

Tan ingenioso es Lucifer que se disfraza en cosas que supuestamente "hacen bien". ¿Quién no lo padeció de niño en el dentista o sanándose la angina con el demoníaco brebaje amoxidal 500?
Lo más preocupante de esta situación es que, con el avance de la ciencia y la medicina, los chiches de Satán se vuelvan cada vez más sofisticados y peligrosos. Ya no hablo de sutilezas tales como antibióticos de mal gusto. Hablo de un Satán en toda su furia. Hablo de máquinas de hacer el mal. Hablo de un estudio llamado Resonancia Magnética Nuclear (RMN).
Que te hagan una RMN significa que te metan en un tubo durante algo así como media hora, tal vez más, y que te sometan en tanto dura el estudio a una serie de ruidos de espanto de todo tipo dignos de una película de terror del más bajo cachet. Como si fuera poco, al cabo de los, digamos, primeros 15 minutos, Lucifer personificado se te acerca a pincharte para sacarte sangre.
Este gesto sirve de tortura tanto física como psicologica. Es decir que la víctima se ve afectada no solo por la sustracción de sangre que el demonio realiza con el fin de beberla desde su cómoda recamára desde la que orquesta el proceder maligno de sus máquinas, sino que además su estabilidad emocional se ve en jaque al creer, por un instante, que ha llegado el fin de su martirio para luego ver que aún no ha llegado ni a la mitad.
A mi me lo hicieron en la cabeza y les aseguro que fue lo más parecido que viví a que me la martillen. Es un mal que realmente, de todo corazón, en tanto nací humana de humanos y moré 9 meses el vientre de una mujer, no se lo deseo a nadie. Ni al más vil de los seres.
Aún así, acribillada por las fuerzas del mal, no pienso permitir que Satán me doblegue con sus chiches malignos.
¡Vade retro, Satana!

1 comentario:

Yoshimi dijo...

Hace frio, no podés pestañear, casi no respiras porque de hacerlo tendrias que repetir todo de vuelta.
Nunca te sentiste solo hasta que te dejaron media hora en ese tubo. Solo es equiparable a aquella vez cuando tu mamá se olvidó de irte a buscar. sólo querés ponerte en posicion fetal y llorar.