miércoles, 29 de agosto de 2007

diario de la guerra del cerdo

Hoy, en la recepción del infierno, digo, del hospital, se me colaron un tipo y una vieja. Lo del tipo tanto no me jodió, fue mi culpa, fui yo la que se distrajo (y él el deshonesto) pero lo de la vieja sí, lo de la vieja me hizo arrojar llamas por la boca, porque lo suyo fue pura, pura, pura desfachatez e insolencia de vieja chota.

Después de atender al señor, el geronte y yo la miramos fijo. Yo conocía las intenciones malignas del fosil de mamut ese y también sabía muy bien que la muy atrevida no pensaba hacer gala de sus años de vida y reconocer que la que esperaba de antes era yo. Entonces la señorita pregutó y las dos la atravesamos con los ojos, las dos mudas, ella conciente de su crimen, yo conciente de su edad. Y entonces me mira. La muy chota me mira y me dice ay, yo llegué antes, vos me viste que estaba aca antes de que vos llegaras. No me quedó más que cerrar la bronca y contener la ira.

Qué ganas de romperle la cara.

3 comentarios:

r dijo...

¿Porque se calla, Angeles? ¿Porque se calla usted que gano el premio a la mas papelonera -ergo a la mas descarada-? Tendria que haberle dicho algo asi como "me extraña que a su edad, señora, siga mintiendo tan descaradamente, sabiendo que no gana nada, excepto autoconmiseracion". Algo alto y humillante.

angeles dijo...

Mi estrategia consiste en esperar a ser vieja o estar embarazada y aprovechar para vengarme con mi insolencia de la humanidad toda. YA VAN A VER.

Yoshimi dijo...

eso es irse de mambo. Angeles no podés hacerle eso a la humanidad, es una guachada. vas a ser una vieja insoportable.