Un clavo saca a otro clavo.
Hoy invité a salir a alguien. En un principio no era una cita, era una salida amistosa para continuar una conversación que comenzó en Yavi, que siguió por mail y que pasó al messenger. Por problemas de compatibilidad entre las agendas, se pateó hasta las 11.15 de la noche, horario que grita a los cuatro vientos cita.
Yo me recuerdo muy mala con estas cosas, siempre tratando de que la cita no sea cita, a pesar de su evidente naturaleza.
En fin, lo genial de esto es que en cierta forma yo convertí el café en cerveza.
Hoy tuve muy extraño, fui a la práctica de aikido vestida muy rea y buscando que me dieran una paliza. Y la recibí, una chica de metro y medio me tiró muy fuerte y caí mal. No es se masoca, necesitaba el sacudón. Ojalá que la muñeca no se hinche.
El mundo sigue girando.